En el despoblado de la Avellaneda, eestaca sobre todas las casas, la iglesia de San Miguel Arcángel, emplazada en uno de los extremos. La nave es modesta, de forma rectangular con orientación este – oeste.
El ábside remata la cabecera, hay marcas de cruces. A los pies, una bella espadaña ve ocultarse el sol. Está en continuo proceso de reconstrucción, paneles enteros se han tenido que levantar de ladrillo, pero la mayor parte resiste ya muchos siglos.
A pesar de ser sencilla toda la construcción, tiene un halo que cautiva a cuantos se acercan. Su antiguedad puede llevarnos al siglo XIII.