Este es sólo alguno de los muchos poblados que había diseminados por todo el término. Se agrupaban entre 50 y 100 personas, varias familias, normalmente relacionadas entre sí. Buscaban acercarse a sus entornos de trabajo, donde tenían la huerta, el olivar, el ganado… en definitiva, su vida. Aprovechaban las fuentes mas generosas para establecerse, estas servirán también para el riego de los plantíos, frutales etc.
Las construcciones son pequeñas, apenas llegaban a los cincuenta metros cuadrados, allí convivían incluso varias generaciones. Al lado de las casas se encuentran los corrales; para cerdos y cabras principalmente, estos serán los sostenes de su alimentación diaria junto a los productos de la huerta, la recolección, la caza y la pesca en el río Ibor.
Nada nos hace suponer que sufrieran escasez o necesidades, mas lo contrario. Lo que si sufrían eran un aislamiento extremo, quizás excesivo para los tiempos modernos.