Se trata de un grabado rupestre y otro conjunto de grabados y pinturas en la misma peña. Las obras del camino desplazaron la piedra en las cercanías, dicen… Para explicar este fenómeno la cultura local de Castañar de Ibor acudió a una persona y un toro que cayeron desde las alturas dejando la marca de sus patas y de las suelas del zapato en la piedra.
La Peña del Toro se sitúa casi en el borde del río Ibor, junto al camino que desciende por el fondo del valle hasta la Avellaneda.
Es un afloramiento de calizas entre un suelo que ya está dejando las pizarras para ir formando las rañas. Todos los grabados dan la cara al río.